
Introducción
Como estudiante de término de Psicología Escolar, me siento comprometida con ayudar a que en las escuelas haya una convivencia más sana. En nuestro país, vemos que los conflictos están presentes en muchos espacios, incluso en los centros educativos. Por eso, creo que es muy importante que el psicólogo escolar tenga un papel activo y transformador dentro de las escuelas.
Cuando hay un ambiente escolar negativo, eso afecta tanto la calidad de la educación como el rendimiento académico de los estudiantes. Por eso, prevenir y manejar bien los conflictos no es solo necesario, sino fundamental para lograr un buen ambiente donde todos puedan aprender y crecer.
Conflictos escolares, calidad educativa y rendimiento académico
Los conflictos entre estudiantes no son situaciones que pasan de vez en cuando y ya. Al contrario, son parte de lo que ocurre dentro de la vida escolar. Muchas veces surgen por diferencias de opinión, problemas personales o simplemente por falta de habilidades para comunicarse y convivir. Estos conflictos, si no se atienden a tiempo y de la manera correcta, pueden dañar el ambiente de la escuela.
Cuando hay muchos problemas entre compañeros, se crea un clima negativo que afecta a todos. Los profesores tienen más dificultad para enseñar, y los estudiantes pueden sentirse incómodos, distraídos o con miedo. Esto hace que bajen sus calificaciones y que su rendimiento no sea el mejor. Incluso los que no están directamente envueltos en el conflicto también pueden verse afectados, porque el ambiente deja de ser tranquilo y agradable para aprender.
Por eso, es muy importante que la escuela tenga estrategias para prevenir los conflictos y para manejarlos bien cuando ocurren. Así se puede mantener un espacio donde todos se sientan respetados, seguros y motivados a aprender.
Ejemplos:
1-El ambiente del aula se vuelve tenso
Pensemos en una clase de sexto grado donde hay dos grupos de estudiantes que siempre están peleando por problemas que vienen de sus barrios. Esta situación crea un ambiente pesado, donde ya no se puede enseñar ni aprender con tranquilidad. Los maestros terminan dedicando más tiempo a calmar los ánimos y resolver peleas, que a dar clases. Esto hace que la calidad de la enseñanza baje y que los estudiantes no aprovechan bien el tiempo de clases.
2-El conflicto afecta las notas
Imaginemos a un estudiante que sufre acoso escolar o "bullying". Por esta situación, comienza a sentirse triste, desmotivado, y hasta empieza a faltar mucho a clases. Incluso puede tener dolores de cabeza o de estómago por el estrés que vive. Todo esto le dificulta concentrarse y aprender, lo que se nota en sus notas, que empiezan a bajar. En este caso, el conflicto que vive el estudiante afecta directamente su rendimiento académico.
3-Todos se ven afectados
A veces, aunque algunos estudiantes no estén metidos directamente en un conflicto, igual se ven afectados. Por ejemplo, si en la escuela siempre hay discusiones, peleas o malos tratos, los demás pueden sentirse inseguros y con miedo. Esa sensación de que la escuela no es un lugar seguro baja la motivación para aprender y dificulta que se formen relaciones sanas entre compañeros. Esto también afecta la manera en que aprenden juntos y el ambiente general de la escuela.
Prevención y manejo de conflictos: rol de cada estamento educativo
Equipo de gestión
Prevención:
Para evitar que los conflictos se salgan de control, el equipo directivo de la escuela debe trabajar desde el principio en la promoción de una convivencia sana. Esto significa tener reglas claras, hacer un código de conducta donde todos estén de acuerdo y darles voz a los estudiantes para que puedan participar en decisiones que afectan la vida escolar.
Ejemplo: Una buena idea sería crear un “Manual de Convivencia Escolar” donde participen estudiantes, maestros, familias y el personal de la escuela. Así todos saben qué se espera de ellos y cómo actuar ante los problemas.
Manejo:
Cuando ya existe un conflicto, es importante que los directivos actúen de manera justa, sin tomar partido ni dañar más a las personas involucradas. Deben mediar entre las partes, escuchar a todos con respeto y asegurarse de que las medidas que se tomen sirvan para solucionar el problema y no solo para castigar.
Ejemplo: Se puede formar una comisión especial dentro de la escuela para tratar los conflictos. Esta comisión escucha lo que pasó, toma nota de los hechos y propone soluciones en las que los estudiantes asuman responsabilidades y se repare el daño, buscando siempre una forma de mejorar la convivencia.
Profesores
Prevención:
Los docentes juegan un papel muy importante a la hora de prevenir conflictos. Son quienes están más cerca de los estudiantes en el día a día y pueden notar cuando algo no anda bien. Si en el aula se promueve el respeto, el trabajo en equipo y se habla abiertamente sobre las emociones, es más fácil evitar que los problemas crezcan.
Ejemplo: Una buena estrategia es usar dinámicas grupales y círculos de diálogo donde los estudiantes puedan expresarse, compartir sus ideas y aprender a escuchar a los demás. Estas actividades ayudan a fortalecer el desarrollo emocional y a mejorar la convivencia en el aula.
Manejo:
Cuando aparece un conflicto, es fundamental que el docente mantenga una postura neutral, sin tomar partido ni reforzar etiquetas como “el problemático” o “la víctima”. En lugar de eso, debe apoyar emocionalmente a los estudiantes involucrados y, si la situación lo requiere, pedir ayuda al equipo de orientación o al psicólogo escolar.
Ejemplo: Se pueden aplicar técnicas de mediación dentro del aula para que los estudiantes aprendan a resolver sus diferencias de manera pacífica. Y si el conflicto es más complejo, el docente puede trabajar junto al psicólogo para hacer una intervención más específica y personalizada.
Familia
Prevención: La familia también tiene un papel muy importante en la prevención de conflictos. Cuando en casa se enseñan valores como el respeto, la empatía y la responsabilidad, y esto se refuerza en la escuela, es más probable que los estudiantes tengan un buen comportamiento. La coherencia entre lo que se vive en el hogar y lo que se enseña en la escuela ayuda a que los niños y jóvenes tengan una actitud más positiva y respetuosa.
Ejemplo: Una forma de apoyar esta tarea es participando en “escuelas para padres”, donde se tratan temas como cómo poner límites con amor, cómo comunicarse mejor con los hijos y cómo ayudarlos a manejar sus emociones.
Manejo: Cuando ocurre un conflicto, es importante que las familias se acerquen a la escuela con disposición al diálogo. En lugar de reaccionar a la defensiva, lo ideal es colaborar y trabajar junto al centro educativo para ayudar al estudiante. Desautorizar a los docentes o al personal escolar solo complica más la situación.
Ejemplo: Es clave que los padres o tutores participen en reuniones con el orientador o el psicólogo escolar, escuchen lo que se plantea y sigan las recomendaciones para apoyar al estudiante en casa también.
Estudiantes
Prevención:
Los estudiantes no solo van a la escuela a aprender materias, también deben formarse como personas responsables y respetuosas. Cuando participan en actividades que promueven la empatía, la cooperación y el liderazgo positivo, desarrollan habilidades que les ayudan a resolver conflictos sin recurrir a la violencia o a la agresión.
Ejemplo: Una forma efectiva de lograr esto es integrándose en brigadas escolares de mediación o en clubes de convivencia, donde ellos mismos puedan ayudar a crear un ambiente más sano y colaborativo en la escuela.
Manejo: Cuando un estudiante se equivoca o causa un conflicto, es importante que aprenda a hacerse responsable de sus acciones. Disculparse sinceramente, hablar con la persona afectada y buscar soluciones juntos son aprendizajes muy valiosos para la vida.
Ejemplo: Si un estudiante insulta a otro, puede pedir disculpas de forma pública y luego hacer una actividad junto con su compañero, como una forma de mostrar que está dispuesto a reparar el daño y mejorar la relación.
Psicólogo escolar
Prevención:
Desde la Psicología Escolar se pueden prevenir muchos conflictos mediante programas que ayuden a los estudiantes a desarrollar sus habilidades sociales y emocionales. Estos programas les enseñan a reconocer y manejar sus emociones, a comunicarse de forma respetuosa y a resolver los problemas de manera pacífica.
Ejemplo: Una buena estrategia es ofrecer talleres periódicos sobre temas como el manejo de emociones, la autoestima y la prevención del bullying, donde los estudiantes puedan reflexionar y aprender herramientas para convivir mejor.
Manejo: Cuando ya existe un conflicto, el psicólogo escolar tiene un rol fundamental. Debe hacer evaluaciones tanto individuales como grupales para entender bien la situación, aplicar estrategias de intervención adecuadas y participar activamente en la mediación. También es importante que capacite a los docentes para que puedan manejar mejor los conflictos en el aula.
Ejemplo: Si hay estudiantes que se ven envueltos con frecuencia en conflictos, el psicólogo puede trabajar directamente con ellos usando técnicas de resolución de problemas, ayudándolos a reflexionar sobre sus acciones y a restaurar los vínculos con sus compañeros.
Orientador escolar
Prevención: El orientador escolar tiene un papel clave en la prevención de conflictos. Su trabajo no solo se limita a la atención individual, sino que también se involucra en la planificación de actividades de orientación para todo el grupo o la escuela. Estas actividades ayudan a los estudiantes a comprender mejor temas como la convivencia, la identidad y la toma de decisiones, y a construir un ambiente escolar más armonioso.
Ejemplo: Un orientador puede implementar un plan de orientación que incluya temas como convivencia, identidad personal y cómo tomar decisiones de manera responsable, lo cual ayuda a los estudiantes a desarrollarse de forma positiva y a prevenir problemas en el futuro.
Manejo: Cuando surgen conflictos, el orientador también juega un papel fundamental. Acompaña a los estudiantes en la reflexión sobre sus acciones, media entre las partes en conflicto y, si es necesario, canaliza casos hacia el psicólogo escolar para una atención más especializada.
Ejemplo: Si hay un grupo de estudiantes con altos niveles de conflicto, el orientador puede trabajar con ellos en la creación de normas de convivencia y en actividades que fortalezcan la cohesión grupal, ayudando a que el grupo aprenda a convivir mejor.
Conclusión
La construcción de una cultura de paz en las escuelas dominicanas no puede ser tarea de una sola persona, sino que debe ser un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados. La prevención y el manejo de los conflictos escolares requieren de una visión integral que una las acciones del equipo de gestión, los docentes, los estudiantes, las familias, los psicólogos y los orientadores.
Desde la Psicología Escolar, nuestro rol no se limita solo a ofrecer herramientas técnicas, sino que también es profundamente humano. Estamos aquí para acompañar los procesos de cambio que permitan que la escuela sea un espacio donde todos los miembros de la comunidad escolar puedan crecer, aprender y vivir en paz.
Bibliografía consultadas
OEI desarrolla experiencia para la mejora de la convivencia escolar. (2019, marzo 17). Organización de Estados Iberoamericanos; OEI - Organización de Estados Iberoamericanos. https://oei.int/oficinas/republica-dominicana/noticias/oei-desarrolla-experiencia-para-la-mejora-de-la-convivencia-escolar/
El centro educativo es un espacio protector. (2022, mayo 13). Unicef.es. https://www.unicef.es/educa/buenas-practicas/centro-espacio-seguro
Hernández-Ballester, C., Ferrer-Pérez, C., Montagud-Romero, S., Blanco-Gandía, M. del C., Departamento de Psicología y Sociología, Universidad de Zaragoza (España), Departamento de Psicología y Sociología, Universidad de Zaragoza (España), Departamento de Psicobiología, Universidad de Valencia (España), & Departamento de Psicobiología, Universidad de Valencia (España). (2023). Estrés en tiempos de confinamiento: estrategias de afrontamiento y crecimiento postraumático en población universitaria. Revista de Psicología y Educación - Journal of Psychology and Education, 18(1), 1. https://doi.org/10.23923/rpye2023.01.229
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